El equipo de Pellegrino empató 0-0 en un partido chato y volvió a quedar en deuda con su gente. Acumula 320 minutos sin convertir. Fue expulsado Agustín Cardozo.

Es un equipo que no contagia. Por momentos insinúa cosas interesantes, como los primeros 10 minutos del arranque, con presión en la salida, buena circulación y algunas ocasiones. Pero enseguida se apaga. Le faltan luces. No tiene ideas ni variantes. Repite errores posiciones y de concepto. Se vuelve muy predecible. En definitiva, ver a este Lanús resulta un gran dolor de ojos.

La mini racha de dos triunfos (Sarmiento y Talleres) fue un espejismo. Se vio que, en Córdoba, el Grana la pasó feo. La suerte es pasajera. No pudo vulnerar de local a Gimnasia, cayó sin merecerlo ante River y ahora volvió a desnudar sus falencias para otro 0-0, frente a un Vélez inexpresivo, que en nada se parece a aquel equipo que fue campeón del fútbol argentino a fin de año.

El inicio entusiasmó a más de uno, es cierto. Salvio y Carrera, con un cabezazo esquinado, exigieron a Marchiori. Parecía que los dirigidos por Pellegrino se llevaban puesto al elenco de Seba Domínguez, muy errático y desconectado en todas las líneas. Sin embargo, el Granate se fue pinchando con el correr de los minutos. En parte por el calor y la humedad, que lo dejó rápido sin piernas. Otro poco por la falta de variantes, con Bou lejos de su zona de influencia y un Marcelino sin tanto brillo.

El primer remate del Fortín al arco de Losada fue recién a los 7′ del complemento. Probó Pellegrini desde media distancia, al cuerpo del arquero. Y no hubo más de la visita, que cometió varios horrores defensivos que Lanús no supo aprovechar. Los cambios no aportaron soluciones, salvo las ganas para destacar de Armando Méndez en su debut. Pellegrino se equivocó hasta en dejar en cancha a Cardozo, que ya tenía amarilla, y al límite vio la segunda para dejar al Grana en inferioridad numérica.

Así y todo, Lanús estaba más cerca con 10 que Vélez con 11. Pero las malas decisiones en los últimos metros lo privaron de un triunfo que lo hubiese acomodado en la Zona B. Hubo silbidos en el final y sobre todo mucha preocupación de la gente. Porque jugando así, va a ser todo muy difícil.