Es la clave de la levantada de Lanús, que también creció en el juego, con otra ambición en la faceta ofensiva. Cuatro vallas invictas al hilo y 6/7 partidos con el arco en cero.
Le costó 24 partidos encontrar el once ideal y el funcionamiento deseado, acorde a los jugadores que tiene Lanús. Fueron 17 en el Torneo Apertura, con el 4-1 a Instituto como pico de rendimiento. Otros cinco en la Copa Sudamericana, con un invicto y buenos resultados que nunca se vieron reflejados en el juego, excepto ráfagas contra Vasco da Gama en La Fortaleza. Y dos más en Copa Argentina, con un contundente 4-0 ante un inferior General Lamadrid y la mejor versión del semestre, sin dudas, por rival y autoridad en el 2-0 frente al Vélez de Guillermo Barros Schelotto.
Más allá del crecimiento de varias piezas fundamentales en ataque, con la conducción de Marcelino Moreno, «el distinto», más la cuota goleadora de Ramiro Carrera y la cuota de jerarquía que aporta el Toto Salvio, la clave de este buen presente del equipo de Pellegrino en la recta final del primer semestre se debe principalmente a otro factor: la solidez defensiva.
Un arquero seguro y siempre confiable, pese a que casi le regala el empate a Bouzat en el primer tiempo. Nahuel Losada lleva cuatro vallas invictas consecutivas y seis de los últimos siete partidos con el arco en cero; el único gol se lo convirtió Franco Nicola, de Atlético Tucumán, en el minuto 92′. ¿Y en el año? Fueron 14 veces sin recibir tantos. Nada mal.
Otro de los puntos sobresalientes para explicar la levantada del Grana aparece en la línea de cuatro defensores. Con el Cali Izquierdoz como figura hace rato, capitán y voz de mando para ordenar, Ronaldo Dejesús se convirtió en el complemento perfecto de la dupla central, relegando a un experimentado Muñoz. Pero ojo: Armando Méndez, en silencio, también se volvió un pilar. Firmeza, carácter y sobrada destreza, con su particular físico como ventaja para clausurar un lateral derecho que era punto débil. Todo eso sumado a que Marcich se afianzó en la otra banda.
Por último, para cerrar el combo de cerrojo defensivo, la inclusión de Agustín Medina como rueda de auxilio. El pibe le aporta frescura, recuperación y buena distribución de pelota al mediocampo, permitiendo que Cardozo se suelte más para participar de acciones en ataque. Los pases/asistencias en los goles de Carrera ante Vasco y Vélez no son casualidad.
Tarde pero a tiempo, Pellegrino encontró los intérpretes para que su Lanús empiece a tocar la música que le gusta a la gente. En el segundo semestre, seguirá en tres competencias. Que el parate sirva para consolidar la idea y no dar un paso atrás en cuestiones que parecen resueltas.
