El 10 de Lanús desplegó toda su categoría y marcó el camino en la goleada 4-0 de Lanús sobre Lamadrid para avanzar en Copa Argentina. Dos goles, una asistencia y un remate al palo en la previa al tanto de Aquino. Intratable.

El diez juega a otra cosa. Juega y hace jugar al resto. Cuando frota la lámpara Marcelino Moreno, Lanús se le puede plantar a cualquiera. Y puede abrir partidos complejos como el que le presentaba General Lamadrid en el estadio de Arsenal.

Pasada la media hora, el equipo de Pellegrino no podía encontrar el funcionamiento ni romper el cero, más allá de un par de ocasiones en los pies de Dylan Aquino. Hasta que apareció el distinto. Cuando peor estaba el Grana, Lino recibió de Orozco y definió con una genialidad, como los que saben, de manera exquisita ante la salida desesperada de Néstor Acosta. El gol que cambió la historia.

MM también fue protagonista del segundo, en el epílogo de la etapa inicial, con un remate al palo que luego capitalizó Aquino. El 2-0 hizo que el Carcelero salga más en busca del descuento y que deje enormes espacios, callejones y huecos, todos aprovechados por Marcelino.

Con campo libre para recorrer, la gran figura de la noche asistió a Orozco en el tercero y definió junto a un palo para marcar el cuarto, a pura potencia y velocidad. En un abrir y cerrar de ojos, el Grana liquidó el pleito cuando todavía quedaban más de 30 minutos. Enseguida salió Moreno, el blanco perfecto de los rivales, para guardarlo y cuidarlo pensando en Talleres. En su lugar debutó Juan Ramírez, con apenas un par de prácticas.

«Sabíamos lo que nos pasó hace un año con El Porvenir. Tratamos de salir con otra cara y por suerte nos fue bien», señaló en diálogo con el sitio oficial de Copa Argentina. Y agregó sobre el nuevo proceso con Pellegrino a la cabeza: «Cambiaron cosas en el club. Vino Mauricio y estamos buscando el funcionamiento. Vamos a seguir mejorando con los partidos».