Lanús tuvo un segundo tiempo para el olvido ante Vélez y lo terminó pagando demasiado caro. Perdió feo, 5 a 1 en Liniers, y de esta manera dejó escapar la chance de quedar como único puntero del campeonato. De la mano de Thiago Almada, el local se agrandó en el complemento y lo liquidó en un abrir y cerrar de ojos. El Grana, en la primera parte, mereció mucho más, pero falló situaciones increíbles.

Típica derrota de Lanús, dirá más de uno. Partido importante, con la chance inmejorable de quedar en lo más alto del campeonato como único líder. Pero claro, había que ganar. Y en Liniers, cancha nefasta históricamente para las aspiraciones Granates. Sin embargo, las cosas no salieron -una vez más- como se esperaban. Y la derrota, terminó siendo un papelón futbolístico: 5 a 1. Sin excusas, un segundo tiempo para el olvido.

Vélez, ¡qué llegaba a este partido sin marcar goles en seis fechas disputadas y sin triunfos! arrancó mejor, pero fue solo un ratito en el que dominó. Claro, le alcanzó, ya que a los 14 se puso en ventaja de la mano de un fiel verdugo del Grana: Agustín Bouzat, quien de los 14 tantos que lleva en su carrera, siete le anotó a Lanús (uno jugando para Defensa y Justicia).

A partir de allí, fue todo de Lanús, que tuvo una levantada alentadora, con actitud, juego y llegadas varias, y claras. El mejor ejemplo, la que se perdió Acosta abajo del arco, sin arquero, definiendo por arriba del travesaño el pase al medio de González. Otra de Sand, mano a mano, y otras en las cuales no ligó, con mucha gente en ataque. El resultado, negativo, pero mereció mucho más.

Pero en el segundo tiempo, todo se desmoronó. El Fortín arrancó enchufado de la mano de Thiago Almada, y Lanús nunca pudo contrarrestarlo. Cada vez que pasaba la mitad de cancha, había olor a gol del local. A tal punto que, en apenas 15 minutos, el local ya ganaba 3 a 0, por la aparición del propio Almada y el cabezazo de Santiago Cáseres.

Zubeldía intentó moviendo el banco de suplentes, logró el descuento por medio de un golazo de Tomás Belmonte, pero no sirvió ni para ilusionarse, ya que Francisco Ortega al minuto otra vez mandaba la pelota al fondo del arco de Lucas Acosta, que poco tuvo que ver en los tantos del Fortín (de hecho, tuvo algunas muy buenas atajadas). Para colmo de males, antes del cierre, Braghieri salió mal del fondo, y Ricardo Centurión definió cruzado para el cerrar una tarde del terror. Sí, una pesadilla. Pero mejor, cincomentarios.