Lanús fue el mejor equipo del campeonato y se ganó, por mérito propio, un lugar en la final del domingo que consagrará al campeón. Asimismo, el Granate fue el primero que sacó pasaje para la Copa Libertadores del próximo año. A continuación, te mostramos el camino que recorrió el equipo de Almirón para llegar al partido decisivo.

Por Carlos González. No hay dudas que Lanús fue el equipo más destacado del torneo. Los números así lo indican: terminó con la mayor cantidad de puntos (38), la valla menos vencida (10 goles recibidos en 16 partidos), la segunda delantera más efectiva (28 tantos convertidos) y el Pepe Sand se consagró como goleador, con 14.

Sin embargo, el camino no fue para nada fácil. Tras un inicio de torneo con más dudas que certezas, los cuestionamientos hacia Jorge Almirón y su planteo no tardaron en hacerse oír. Pero el equipo dio una gran muestra de carácter y confianza en la idea del DT y logró afianzarse, demostrando un juego vistoso y contundente a la vez. A pesar que el equipo era efectivo en cuanto a victorias, todavía le faltaba ese plus con el que lograra conquistar el paladar Granate. El partido frente a Newell’s, en La Fortaleza, marcó un antes y después. A partir de allí, el equipo de Almirón fue una verdadera maquinita.

Las victorias frente al Boca de Guillermo y los dos clásicos, ubicaron a Lanús en el escalón de «candidato» a ser el ganador de la Zona 2. Y así fue… Mientras Estudiantes y Atlético Tucumán continuaban dejando puntos en el camino, el tema de Almirón no paraba de cosechar de a tres fin de semana tras otro. La consagración temprana -a falta de dos fechas- permitió el descanso necesario para preparar una puesta a punto acorde a una final.

El trabajo tiene sus frutos. Jorge Almirón halló una columna vertebral sólida para su equipo. Encontró en Monetti, Gustavo Gómez y Marcone el equilibrio tan anhelado; en Braghieri al ladero perfecto del caudillo paraguayo; en Velázquez a un verdadero capitán; en Román Martínez un fútbol de galera y bastón; en José Luis Gómez, Miguel Almirón y Acosta la explosión;  y en Sand a un goleador interminable. Una perfecta combinación para consagrar a un Lanús con hambre de gloria.