Ale Silva la rompió ante River y se llevó una merecida ovación en la noche mágica de la Fortaleza. Habilitó al Laucha Acosta en el tercero y marcó el gol de la clasificación de penal, dando cátedra. “impusimos nuestro juego que fue el que nos permitió llegar hasta acá. Y fuimos superiores de principio a final”, declaró.
39 minutos del Segundo Tiempo. Nicolás Aguirre, listo para ingresar. 19 por 16, marca el cartel. Y la gente enseguida reacciona con un aplauso general e inmediato, y una ovación más que merecida. “¡Uruguayo, uruguayo!”, explota el estadio, como en sus mejores épocas cuando Villagrán hacía de las suyas en la vieja Fortaleza. Alejandro Silva levanta las manos, tímidamente. Desglosa una sonrisa, festeja por anticipado contagiado por el entorno y es felicitado por todo el cuerpo técnico. En el fondo, seguramente, demuestra mucho más. Después de tantas idas y venidas desde su llegada al club, el charrúa sabe que tuvo su noche soñada, en la Fortaleza, con una habilitación para el Laucha y el penal (con mucha clase, como los pateaba la Vieja Moreno) que definió nada menos que la serie frente a River para conseguir el pasaje a la Final de la Copa Libertadores. Hacía tiempo que venía haciendo méritos. Como puntero por la banda derecho, Silva conformó un tridente explosivo junto a Sand y Acosta. Almirón le brindó toda su confianza, él apostó por quedarse en el club y los resultados están a la vista.
Con 28 años, Silva jugará su 2da final de Copa Libertadores. La primera fue con Olimpia de Paraguay en el 2013 ante Santa Fe.
“En el primer partido no jugamos bien, respetamos mucho a River, y eso nos jugó en contra. Pero de local demostramos lo que sabemos hacer, impusimos nuestro juego que fue el que nos permitió llegar hasta acá. Y fuimos superiores de principio a final. Los goles que nos metieron fueron por errores propios. Pero lo dimos vuelta y estamos muy contentos”.
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