Miremos un poco para adentro. Repasemos uno por uno todos los partidos de esta primera parte del 2015 y saquemos conclusiones. Anotemos lo bueno y lo malo. Material, hay de sobra para evaluar. Es cierto, la expectativa que generaba el comienzo de este interminable campeonato local quedó estancada por el irregular presente del equipo que dirigen los Mellizos. Por una cosa o la otra, ya sea lesiones o suspensiones, o mismo por jugadores que abandonaron el barco, o también por las malas elecciones, dio la sensación que Lanús no puso primera nunca. Faltaron goles por la falta de eficacia (y sobre todo por no tener un nueve de área), constancia en el juego que apareció pero con intermitencias y también firmeza en la última línea (Monetti la fue a buscar adentro 15 veces en 14 partidos). Un combo de todo, siendo realistas. Pero así y todo, la fe es lo último que se pierde.
Hay esperanza, y justamente porque esto es largo. Será hora de revanchas, de ganar partidos decisivos (más allá del clásico). De conseguir que el resto nos vuelva a respetar. Que el hecho de ganarle a un grande sea una costumbre como antes. Que la Copa Argentina no esté de paso en el semestre y que la Sudamericana sea una realidad no muy lejana como en el 2013. Hagamos el esfuerzo y traigamos jugadores diferentes, de jerarquía y con hambre de gloria. Es fundamental ya que se puede sumar poco hacerlo bien. Las decisiones hay que empezar a tomarlas ahora, y es importantísimo hacerlo bien.
Es difícil conformarse con estos dos triunfos en fila. Sí, es cierto lo que dijo Fritzler que cuando venís tan mal, sumar de a tres – no importa la manera – es imprescindible. Pero está claro que todos esperamos mucho más. Ser AcostaDependientes tiene sus riesgos y para no caer en eso pasa a ser clave que todos levanten un poquito. El juego está en deuda, más allá de la suerte o los malos arbitrajes.
Tratar de estar mejor entonces. Vamos que se puede. Tres puntitos en Temperley, mini vacaciones y arrancar la pretemporada con todo. Lo que se viene puede estar bueno. Sí, mejor tarde que nunca.
