El Grana, en el debut de Rodrigo Acosta como DT, arrancó bien pero no pudo sostener el gran nivel del primer tiempo y terminó sufriendo una nueva derrota. Ganaba 2 a 1, con firmeza y buen juego, pero en el complemento el Globo pegó de entrada dos veces y cerró un 3 a 2 que duele. Más allá de eso, hubo varios puntos altos de chicos que piden cancha.
Por: Joaquín Baldoma
Dos equipos en uno. Rodrigo Acosta, en su presentación como entrenador Granate, plantó un 4-3-3 como se esperaba y como lo caracteriza su estilo de juego desde hace rato ya en Reserva. Y el resultado fue positivo, ya que de entrada asfixió a Huracán.
Excelente primer tiempo de Lanús, como hacía mucho no se veía. Tocando, juntando pases y salidas prolijas, interesantes sociedades (Orozco-Aude, por ejemplo), mucho sacrificio, intenso. Los pibes se agrandaron y jugaron con mayor libertad, sin esa presión que se venía viendo. Los goles, merecidísimos. Premio merecido por la intención, más allá que la ventaja de solo un gol siempre es peligrosa.
En el complemento, todo lo bueno se derrumbó de inmediato. En un abrir y cerrar de ojos, el Globo lo dio vuelta y la historia fue irremontable. El esfuerzo de los primeros 45 minutos se vieron reflejados en un cansancio generalizado de los jugadores, que los llevaron a cometer errores e imprecisiones.
Eso, sumado a un mal arbitraje de Vigliano, quien perjudicó notablemente al Granate, inclinaron la cancha y todo se volvió cuesta arriba. La derrota dejó un sabor amargo pero una ilusión de que se puede levantar. Jugando como al principio, es el camino.