Lanús fue ampliamente superado en su visita a Avellaneda y cayó feo ante Racing. Fue 3 a 1, gracias a los goles de Donatti, Centurión y Solari, para el local, mientras que Román Martínez descontó cerca del final de cabeza. El equipo de Ezequiel Carboni arrancó de muy buena manera y hasta mereció ponerse en ventaja (Thaller estrelló un cabezazo en el travesaño y Delfino no le dio un penal clarísimo a Acosta tras un patadón de Donatti). Sin embargo, tras la apertura en el marcador del ex defensor de Central, todo se vino abajo y la Academia lo superó colectiva e individualmente. De no ser por Esteban Andrada, la cosa pudo haber sido mucho peor.
La historia pudo ser otra. Pudo, claro. Lanús empezó mejor que Racing, lo puso nervioso de entrada y le jugó en su campo. A tal punto, que apenas con un minuto de juego ya le había generado dos chances inmejorables. Centro de Pasquini, anticipo de Thaller de cabeza y tras un desvío en Musso la pelota se estrelló en el travesaño y picó en la línea. De milagro, el equipo de Carboni no se ponía en ventaja. Justamente luego de ese tiro de esquina, Marcone también tuvo su oportunidad pero se le fue demasiado alto el remate. Más tarde, llegó la hora de una jugada que seguramente pudo haber cambiado el desarrollo de la noche de Avellaneda. Escapada típica de Lautaro Acosta por izquierda, y entrando al área un cruce terrible de Donatti y una falta indiscutible para todo el mundo, menos para Delfino que estaba cerquita y todo.
Pero claro, no todo lo que brilla es oro. Y con poco, Racing se fue agrandando. Con la diferencia, que enseguida que reaccionó tras un flojo arranque, tuvo la fortuna de abrir el marcador. A los 28, Donatti ganó de cabeza en el primer palo y la mandó a guardar. Y a partir de ahí, todo fue muy cuesta arriba para Lanús ya que el equipo de Coudet levantó en todas sus líneas y llegó con claridad cada vez que se lo propuso contra el arquero de Andrada. De hecho, de no ser por notables intervenciones del arquero Grante, el resultado pudo haber sido mucho peor. En el complemento, para colmo, Lanús entró dormido, quizá todavía herido, y lo pagó carísimo. A los 18, Centurión de rebote estiró la ventaja, y a los 22 Solari puso el tercero. A los 31, Román Martínez al menos tuvo el premio consuelo para descontar y sellar el 3 a 1 final.
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