A puro baile, de la mano Esquivel y De La Vega, el equipo de Kudelka consiguió un triunfazo en cancha de Platense para quedar en el segundo puesto del campeonato y soñar en grande con la Libertadores. Fue 1 a 0, por la definición del Chino y la habilitación del Pepo. 

Las formas, los modos, a veces se negocian. Y quedan atrás cuando ve reflejado un resultado favorable. Y ganar, más jugando en condición de visitante donde siempre te costó, y traerte tres puntos a esta altura del campeonato no tiene contras. Porque Lanús no jugó un gran partido. Pero fue eficaz, práctico y metió cuando hizo falta. Con poquito, le alcanzó en Vicente López. Fue 1 a 0, para soñar en grande y pensar en lo que viene con más soltura.

Un primer tiempo que tuvo como principal protagonista al VAR en una jugada finita, en la que Sánchez Miño estuvo apenas adelantado previo al gol de De La Vega. A rasgos generales, y un campo de juego complicado, el Grana nunca estuvo cómodo a la hora de generar juego. Falló muchos pases, no pudo imponer su juego y los delanteros quedaron muy lejos a la hora de tratar de asociarse. En el último cuarto, el local de cierto modo que lo acorraló con centros y algún que otro remate distante, pero tampoco contó con herramientas para lastimar. El empate era lo más justo.

Lo mismo se observó en el complemento, quizá con un Lanús más involucrado en la búsqueda del arco rival. Pero nunca con la claridad que hubiese querido. El Calamar también se quedó con las ganas de gritar el primero por la intervención del VAR (adelantado Morgantini) y luego de apagó. Todo era demasiado chato hasta que el Grana sacó provecho de su jerarquía individual, y tras una buena maniobra individual de De La Vega, apareció en soledad el Chino Esquivel para estampar el gol del triunfo y sellar el resultado.