Miguel Almirón mantuvo una riquísima charla con Fortaleza Granate, en la que repasó su carrera futbolística, desde que comenzó allá con tan sólo siete en el club barrial Tres de Noviembre de su Paraguay natal, sus primeros inicios en su amor Cerro Porteño, su participación en las juveniles de Paraguay, su debut en la Mayor, hasta la actualidad, que lo encuentra como uno de los jugadores más queridos de Lanús y pieza clave del equipo de Jorge Almirón. ¡No te pierdas la primera parte de esta magnífica entrevista con la Joya guaraní!

Por Carlos González. Como en cada mañana de entrenamiento en el Poli, al finalizar la sesión, Miguel sale de los vestuarios y transita la zona mixta con una sonrisa, tal como lo caracteriza. Firma autógrafos, se saca fotos y continúa su camino. Aquel día, tal como lo habíamos pactado, la Joya interrumpió su trayecto para permitirnos, por unos cuantos minutos, entrar en su vida, conocerlo un poco más a fondo, descubrir a un pibe humilde, trabajador y con grandes sueños por delante.

• Su infancia en su pueblo natal.

Nací en el barrio de San Pablo y me crié ahí. Tengo todos mis amigos allá -se les extraña mucho a todos-. Mi papá me llevó al club Tres de Noviembre, que era del barrio, y ahí empecé mi carrera. A los siete años, él me dice si quiero ir a entrenar y le dije que “sí”.

• Un apasionado por la redonda.

De chico me gustaba mucho el fútbol. Veía mucho con mi papá y en los videojuegos jugaba solamente al fútbol, no jugaba a otra cosa. Con mis amigos nos íbamos todos los fines de semana a patear a la canchita del barrio. Armábamos nuestro equipo para jugar contra otros.

• Sus primeros pasos en el mundo del fútbol.

Tres de Noviembre es un club muy lindo al cual aprecio mucho -cuando esté mejor, lo voy a ayudar-. Allí empecé mi carrera futbolística como lateral izquierdo. El profe Paiva preguntó: “¿Quién es zurdo?”. Ahí, levanté la mano y me puso como lateral. Pero, como vio que me iba mucho al ataque y tenía cero de marca, me puso más arriba. Jugué un partido como lateral y después me puso como volante izquierdo.

• En su niñez, se trajo un título de Argentina.

Me convocaron a la Selección de Paraguay para jugar un torneo en Córdoba y salimos campeones. Gracias a Dios, nos fue muy bien. En ese momento (tenía diez años) ya quería venir a jugar a Argentina porque me gustaba mucho. Nunca me imaginé que al poco tiempo iba a estar jugando acá, en Lanús.

• Se cierra una puerta y se abre otra más grande.

A los 14, cuando ya no iba a hacer más escuela de fútbol y comenzar las inferiores, le digo a papá que quería probarme en otros clubes. Salimos de Tres de Noviembre y fuimos a Nacional. Como no quedé, mi tío Diego me dice para ir a probarme a Cerro Porteño. Ahí hice todas las inferiores.

• Comienza su camino en Cerro Porteño, el club de sus amores.

El profe Enrique (Landaida) es un muy buen técnico y buena persona. Él fue el que me tomó. Hice la Sub 15 y Sub 16, pero todavía no jugaba por mi físico –me veían muy flaco y no me tenían confianza-. Estuve un año sin jugar en el que iba a entrenar todos los días sin crear problemas. En ese tiempo, hablé con mi papá para irme, pero me dijo que tengo paciencia. Cuando llegó el profe Acuña, me dijo que me iba a dar cinco partidos de enganche porque no quería que sea holgazán. Él me enseñó algunas cosas y mejoré mi juego.

• Su aparición en el plano internacional.

El profe Hernán Acuña me convoca para jugar la Copa Libertadores Sub 20. Quedamos eliminados contra Corinthians en 4tos de final. Me sirvió mucho por mi edad porque en aquel momento tenía 17 años y me fui a jugar con los de 20, como los mellizos Ángel y Óscar Romero –que ya estaban jugando en Primera-. Fue una experiencia muy linda para mí.

• El momento soñado: gritar un gol –en juveniles- con la camiseta que más ama.

Estábamos perdiendo 1 a 0. Faltaban 5’ y el profe me dice: “Entrá y movete detrás de los volantes”. La primera pelota que toco, Serna me da el pase, le pego al arco y entró. Se me pasaron muchas cosas en la cabeza porque soy hincha de Cerro Porteño.

• Otra excelente performance en las juveniles de Paraguay.

Jugamos el Sudamericano Sub 20 acá, en Argentina. Perdimos la final contra Colombia y salimos subcampeones. En el Sub 15 y Sub 16 no tuve la posibilidad de estar en la Selección. Cuando empecé a jugar en Cerro, el profe Cristaldo me convoca. Aunque después cambio el técnico, me siguieron llamando. En ese momento, tenía la ilusión de llegar a jugar en Argentina.

“EN TODOS MIS DEBUT ENTRÉ POR JONATHAN FABBRO. ÉL ES UNA ESEPECIE DE CÁBALA PARA MÍ”.

• Su debut en Primera, marcado a fuego.

El Chiqui Arce me hace debutar en Cerro. Lastimosamente, ese partido lo perdimos con Capiatá. Fue muy lindo para mí. Ese día estaba toda mi familia en la cancha. Además, fue un placer haber ingresado por Jonathan Fabbro, que es un ídolo en el club. Por más que hayamos perdido, estaba muy contento por haber debutado con el club que soy hincha. En las inferiores, con mis compañeros nos preguntábamos si algún día íbamos a estar con los jugadores de Primera. Se dio todo tan rápido que no te ponés a pensar lo que estás viviendo.

“FUERON MUY IMPORTANTES LOS CAMPEONATOS QUE LOGRÉ CON CERRO PORTEÑO PORQUE ME AYUDÓ A CRECER EN LO FUTBOLÍSTICO Y EN LO PERSONAL”.

• Recuerdo imborrables: su primer gol en Primera y el campeonato con Cerro.

Estábamos ganando 1 a 0 contra Rubio Ñú. Después, nos empata. Y ahí, me pone el Chiqui. Tira un córner Dos Santos, la peina Ángel Romero y me queda el rebote. Le pego y entra. Fue la primera pelota que toqué en el partido y mi primer gol en Cerro, que sirvió para ganar. En ese torneo (Clausura 2013) salimos campeones invictos, pero no tuve mucha participación. Al siguiente, con el profe Tiburón Torres, jugué todos los partidos. Fueron muy importantes esos campeonatos que logré con Cerro porque me ayudó a crecer en lo futbolístico y en lo personal. Encima, salir campeón con el club que soy hincha es una mayor felicidad para mí y para mi familia. Estoy muy agradecido con el club, mis ex compañeros, con los dirigentes que siempre se portaron muy bien conmigo, y con la gente.