Fue un partido muy luchado, donde hicimos lo más difícil que era sacar la diferencia. Después del 2 a 0 pensamos que ya estaba liquidado, pero nos hicieron ese gol de cabeza y hubo que sufrir en el final. El descuento hizo que pusieran mucha gente picante arriba (Sic) y por eso lo tuvimos que trabajar bastante.

Tratamos de hacer siempre lo mismo. A veces se puede y en otras no. Hay que saber ser inteligentes y adaptarse a jugar de distintas maneras de acuerdo a la cancha y el equipo que está enfrente. Cuando hubo que meter y sacrificarse lo hicimos por el compañero que teníamos al lado. Y a la hora de jugar tratamos de hacerlo. Quizá no salió de la mejor manera, pero salteamos bien las líneas en función del rival y redondeamos un buen trabajo. 

Para mí veníamos funcionando bien, sólo nos faltaba concretar las situaciones que generábamos. Con Unión merecimos ganar, tuvimos cinco o seis chances claras. Y lo mismo contra Rafaela, donde lo pudimos haber liquidado en el primer tiempo. No teníamos dudas pero sabíamos que necesitábamos los tres puntos porque con uno no te alcanza. Nos planteamos ganar como sea para pelear por cosas importantes y no sólo acumular merecimientos. 

Estaba asustado porque amanecí con mucho dolor el día posterior al partido (con Atlético Rafaela). Pero una vez que me confirmaron que no era nada se me pasó. Por suerte aguanté bien.