¡FELIZ DÍA, GRANA!

De fiesta. Mengano, un símbolo de la Platea Esquiú.

A seis años de la consagración en el Apertura 2007, hoy se celebra el día del hincha de Lanús en uno de los mejores momentos de la historia, con el equipo de Guillermo en la final de la Copa Sudamericana y en carrera para quedarse con el Inicial. Es una fecha muy especial para todos los Granates, que festeja el único título en Primera a nivel local con la memorable vuelta olímpica en la Bombonera. El equipo que dirigía Ramón Cabrero, la sensación del momento, tuvo partidos inolvidables como el 2 a 1 ante Banfield con un doblete de Sand, el goleador de aquel torneo con 15 festejos. Además, el triunfo ante Tigre gracias a un cabezazo de Fritzler, la goleada en Rosario ante Central en una exhibición de fútbol y el 4 a 0 sobre Gimnasia que lo dejó a un paso de tocar el cielo con las manos. En un informe imperdible, Fortaleza Granate te acerca un repaso de Lanús campeón que quedará en la retina por siempre. 



Luego de la triste y frustrada salida de Néstor Gorosito de Lanús con la frase “padre bol…, hijo bol…”, originada por el insulto de un padre con su hijo (ambos del Granate) hacia su persona luego de la finalización de uno de sus últimos partidos como director técnico, le tocó asumir en la mitad del Torneo Apertura 2005 a Ramón Cabrero, un ex jugador de la institución que tuvo la posibilidad de dirigir a este equipo de manera fugaz y desapercibida durante la década de los ochenta. Si bien Ramón junto con Luis Zubeldía (su ayudante de campo) se despidieron de la séptima división de inferiores que estaban dirigiendo para cumplir la función de interinato en la primera, el conjunto de buenos resultados (uno de ellos, el gran empate 1 a 1 en cancha de Banfield) y cambio de ánimo del plantel, les dio el crédito suficiente para que los máximos dirigentes de aquel entonces (Alejando Marón – Presidente – y Nicolás Russo -Presidente del Departamento de Fútbol Profesional-) le dieran la oportunidad de continuar en el cargo sin traer un técnico de afuera, como ya era costumbre durante toda esa mitad de la década transcurrida.

Poco a poco, esta dupla técnica, acompañada por excelentes profesionales, se fue consolidando en la institución y en el torneo local. La idea del nuevo técnico de aquel entonces siempre fue jugar al fútbol de manera simple, jugar bien y ganar, nada más. Afortunadamente, el equipo pudo terminar de una manera más digna el ya mencionado Apertura 2005, obteniendo un reparto de victorias, empates y derrotas y un clima más confortable dentro del ánimo de los jugadores y la misma gente. Luego de la finalización del torneo, el cuerpo técnico iba a tener la primera oportunidad de conocerse aún más y mejor con sus dirigidos gracias a la pretemporada de 2006. La misma, realizada en la ciudad costera de Mar del Plata, sirvió más que nada para unir más al plantel y limar las asperezas de los jugadores que se encontraban distanciados dentro del mismo grupo de trabajo.

En principios de ese año, el Granate disputó el Torneo Clausura 2006, donde tuvo una campaña más que positiva. Se califica como positiva por el sólo hecho de haberse consagrado como subcampeón, con una sumatoria de 35 puntos, producto de diez victorias, cinco empates y cuatro derrotas. Esta gran campaña también le permitió al equipo de Ramón Cabrero clasificar por primera vez en su historia a la Copa Sudamericana de ese año. El campeón del torneo local fue Boca, con 44 puntos. Esta campaña sirvió demasiado para crear un colchón de puntos y alejarse de los bajos promedios.

A mediados de 2006, Lanús debutó en el Torneo Apertura de ese año y realizó una campaña relativamente buena, en relación a las pobres cosechas anteriores de la mano de Gorosito, Ramacciotti y Brindisi, entre otros. Este equipo proponía un juego simple, tratando de generar sus ideas dentro y fuera de la Fortaleza; a veces salía, como otras veces no. Si bien, el conjunto hacía un fútbol cada vez mejor dentro de la cancha, faltaba todavía un patrón de juego más determinante y la agresividad necesaria para poder ganar en cualquier cancha y pelear el campeonato, algo impensado hasta ese momento ya que el objetivo principal de todos era salir de los puestos de abajo, a los cuales Lanús estaba cerca. Más allá de lo que se pueda criticar o no de la campaña, la cosecha de puntos sirvió para alejar definitivamente al Granate de la promoción y respirar aire de manera más tranquila, sin desesperaciones ni calculadoras.

Luego de haber terminado en la sexta posición (31 puntos producto de nueve empates, cuatro empates y seis derrotas) y haberle arruinado un campeonato a Boca Juniors en su cancha, tanto los dirigentes como el cuerpo técnico, los jugadores y la misma gente vieron que la cosa podía mejorar un poco más. Los mismos creían que este equipo con algunos refuerzos de jerarquía podía pelear el campeonato, o al menos instalarse entre los primeros puestos de la tabla de posiciones. Para esta competición, Ramón Cabrero tuvo a su disposición a José Sand, jugador que venía de Colón de Santa Fé y con una carrera sin sobresaltos; Adrián Peralta, jugador que realmente estaba jugando muy bien en Newell´s Old Boys de Rosario; Jadson Viera Castro, jugador brasileño nacionalizado uruguayo, campeón con Danubio de ese país y Leonardo Sigali, futbolista proveniente de Nueva Chicago que también participó en los seleccionados juveniles Sub 20. A la hora de analizar cada uno de estos refuerzos, la mayoría de los hinchas de Lanús pensaban que por trayectoria y presente, el que mejor iba a rendir dentro del equipo iba a ser el Kily, pero nunca nadie se imaginó que ese jugador humilde correntino, que había pasado también por Banfield, iba a ser el goleador más reciente de la historia granate (58 goles) y una de las personas más queridas por los hinchas.

El campeonato empezó verdaderamente mal, debido a que en las primeras cuatro fechas el equipo había cosechado tan sólo cuatro puntos, producto de una victoria (ante Olimpo por 2 a 1, como local), un empate (ante Huracán por 1 a 1, como local) y dos derrotas (Ante Independiente por 5 a 3 como visitante y Colón de Santa Fe como visitante por 2 a 1). Si bien había una preocupación por las dos victorias sufridas y ciertas irregularidades por parte del equipo, el equipo dirigido por Ramón Cabrero llegaba con una victoria al clásico ante Banfield (el segundo dirigido en este proceso). Sin dudas, este partido fue uno de los más determinantes para ciertos jugadores, ya que varios comenzaron a ser queridos y aplaudidos luego de este compromiso. Tal fue el caso del Pepe Sand, quien marcó los dos goles de la gran victoria granate 2 por 1 ante el Taladro. El equipo visitante había comenzado perdiendo tras un gol de penal, pero un gran cabezazo y una excelente volea tras un centro de Rodolfo Graieb, le permitió al correntino convertir ambos tantos, hacerse de la victoria y ser querido de ahí en más por todos, o la mayoría de los hinchas del Granate. Fue de esa manera que en el próximo cotejo fue seriamente ovacionado por el público presente en la Fortaleza.

A mitad del campeonato, el equipo sufrió algunos pequeños bajones, como la derrota por tres a uno en la cancha de River Plate, entre otros, los cuales no le permitieron al equipo del sur acercarse a los primeros puestos de la tabla. De todas maneras, este mal momento pasó e inmediatamente, Lanús volvió a ser protagonista en todas las canchas y a aplastar a cualquiera de los rivales que enfrentaba. Victorias memorables como el 2 a 0 ante San Martín de San Juán, con un gol de Sebastián Blanco que empezaba a ganarse la titularidad tras un bajo nivel de Marcos Aguirre y el 2 a 1 ante Tigre (ambos de local), con un tremendo cabezazo de Matías Fritzler por detrás de todos los defensores del equipo de Victoria. Tampoco hay que olvidarse de aquel tan memorable 4 a 1 en Rosario, ante Central, con implacables actuaciónes de Diego Valeri y José Sand.


LAS TRES FECHAS FINALES

Se acercaba el gran momento. El Lanús ya olvidado hace rato de la tabla de promedios, tenía la posibilidad de pensar más en grande y coronarse por primera vez en su historia como campeón del Fútbol Argentino. Todo estaba dado, faltaba mantener el buen nivel para poder ganarlo. En la penúltima fecha, Boca Juniors iba a despedirse de cualquier posibilidad de salir campeón mediante una derrota, quedando de esta manera Tigre como único perseguidor con chances de salir primero. Este final fue atípico ya que fueron muy pocas las veces que dos equipos que nunca campeonaron lucharon para ganar un torneo.

En la antepenúltima fecha, el equipo de Ramón tenía que recibir a Argentinos Juniors en la Fortaleza, con la presencia de Néstor Gorosito dentro del banco de suplentes del Bicho. Entre abucheos y silvidos, el técnico llegó al banco y comenzó a ver el cotejo. Si el Grana conseguía la victoria, iba a tener grandes chances de coronarse campeón ante Gimnasia de la Plata en la penúltima fecha. Lamentablemente, la multitud granate que fue ver a su equipo, se retiró con un triste empate que, según históricos hinchas, iba a ser otro signo de un campeonato perdido sobre el final.

Pocos días después, más precisamente un 29 de noviembre de ese año, la ilusión granate se renovaba tras enfrentar a Gimnasia de La Plata, equipo que no venía del todo bien. En esta oportunidad, se volvió a dar la chance de campeonar antes de visitar la Bombonera, pero por la victoria de Tigre, eso no pudo suceder. Los de Ramón hicieron su trabajo y le ganaron cómodamente cuatro a cero a un Gimnasia que había planteado un partido más que cerrado hasta el primer tanto. Afortunadamente, José Sand pudo vencer a los defensores y con un gran cabezazo abrir el encuentro.


VISITA A LA BOMBONERA

Domingo dos de diciembre de 2007, llegó el día. Miles de personas habían hecho cola desde la noche del viernes anterior a esa fecha con el objetivo de conseguir una entrada para el partido entre Boca Juniors y Lanús. El equipo de la Ribera le había otorgado 2.800 localides al equipo del sur, las cuales fueron colapsadas totalmente, ingresando más de 5.000 personas a la cabecera visitante.

Comenzó el partido. Nerviosismo en la Boca y nerviosismo en Lanús también, ya que casi 30.000 personas disfrutaron del partido mediante una pantalla gigante colocada dentro de la platea oficial, mirando hacia el campo de juego, lugar donde estaba el 90% de la gente que asistió. En los primeros minutos, se presentó un partido de igual a igual, donde ambos equipos lastimaban cada vez que llegaban. De todas maneras, el buen trabajo en defensa por parte de Hoyos y Ribonetto, como también el buen marcaje de Fritzler y Pelletieri en la mitad de la cancha, terminaron un poco con los ataques Xeneizes. A partir de ese momento, el equipo de Ramón tomó las riendas del partido y, antes de finalizar la primera etapa, llegó el primer tanto. Una alegría tremenda vivió tanto la gente ubicada en la tribuna visitante, como los que se quedaron afuera y asistieron a la Fortaleza. Diego Valeri tiró un corner desde la derecha, el cual fue conectado magníficamente por Sand, quien la cruzó al palo derecho de Mauricio Caranta. A partir de ese momento, los hinchas comenzaron a contar y realizar la cuenta regresiva.

En el segundo tiempo, el Granate siguió manejando la pelota pero, para agregarle un poco de sufrimiento a la cálida jornada de aquel entonces, llegó Martín Palermo para poner el empate y callar a toda la gente. Afortunadamente, Argentinos Juniors le estaba ganando a Tigre en la Paternal, siendo de esta manera valedera la derrota propia en la Bombonera. Es decir, si el Granate perdía y Argentinos ganaba, Lanús salía campeón igual. Todas las remeras agitándose en el viento, Ramón Cabrero y Marcos Aguirre pidiendo la hora, entre tantas otras acciones más, era lo que se venía en el último minuto adicional. A las 19.11 horas, el pueblo granate se desahogó: ¡LANÚS CAMPEÓN! Y vaya que fue un desahogo… Miles de jóvenes se abrazaron, los padres con sus hijos lloraron y los más históricos volvieron a ver a su equipo en la máxima posición. ¿Qué más pedir? Un momento fantástico.

Miles de diarios y medios de comunicación nacionales e internacionales se hicieron eco de esta histórica noticia. Tales fueron el caso del Diario Olé, Clarín y la Revista el Gráfico, quienes publicaron fotos del Granate en sus diferentes portadas, calificando este campeonato como “histórico e inigualable para el fútbol argentino”. También, el As y el Mercurio de España, como también la Gazzetta dello Sport, calificaron este suceso como “el resultado de años de trabajo bien hecho, de la conjunción perfecta de jugadores, cuerpo técnico y dirigencia”.

Un tiempo después de la coronación de Lanús como campeón del Fútbol Argentino, se les comunicó a todos los hinchas presentes en la Fortaleza que el primer equipo granate iba a asistir al estadio propio para realizar el correspondiente festejo. Más de 40000 personas coparon el Estadio Néstor Díaz Pérez para ver a los jugadores que tocaron el cielo con las manos. Pasadas las diez de la noche, el equipo salió a la cancha y toda la gente festejó. Fueron varias las personas que tuvieron la posibilidad de entrar al campo de juego (como de costumbre en cada campeón) para poder ir a abrazar a sus futbolistas. Fueron varios los que se acercaron y entre llantos y alegría, dijeron un eterno GRACIAS. Fueron varios los que no lo pudieron ver campeón a Lanús, los que vivieron más malas que buenas, los que nacieron y vivieron por y para Lanús. Pero seguramente lo vieron, desde la bandeja de arriba, desde el cielo, brindando junto con todos los hinchas en el más allá.

Se dio todo, ¿qué más pedir? Sin dudas, el 2 de Diciembre de 2007 fue un antes y un después de la vida institucional y futbolística de Lanús, el comienzo de una nueva etapa, que puede alimentarse en unos días con la obtención de la Copa Sudamericana y el Inicial 2013.

UN SUEÑO CUMPLIDO


Por Federico Arcelli (Lanús Deportivo)

COMENTARIOS

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

POSICIONES

Somos sitio recomendado por

NOS APOYAN: