Mueve fichas, como en el ajedrez. Y más teniendo enfrente al siempre incómodo Arsenal. Guillermo piensa, analiza, revisa errores, cambia y toma decisiones. No se queda con lo que tiene. Por más que recién pasen tres fechas y su equipo esté invicto, sabe que tiene que dar mucho más. Está obligado, él por sobre sus jugadores. Le sobra chapa, pero la cara la tiene que poner igual. Lanús debe, futbolísticamente, claro. Y en ése intercambio de ideas post empate con Unión, ve un poco de luz en la oscuridad. Cambia de figuritas, no de ideas ni de esquema. Y la paga el Tanque, el mismo que arrancó metiéndola en Quilmes y que después falló las dos que tuvo ante Belgrano y también contra el Tatengue.

Busca más movilidad en el medio y junta a dos que se entienden de memoria como el Marciano en su puesto natural de 5 y al Bicho Aguirre para tener mayor dominio de pelota. Ayala tendrá una nueva oportunidad, aunque sabe que le quedan pocas si no levanta (si no pregúntele a Silva…). Arriba, pura velocidad con el tridente Acosta, Junior y Melano en quien confía poder recuperar con esta gran oportunidad de jugar libre en el frente de ataque. Quizá eso es lo que necesitaba el ex Belgrano, otro que tuvo dos claritas en los últimos dos juegos y tampoco pudo mojar. El resto, de memoria.

Está clarísimo entonces. El que sabe leer, entiende que puertas adentro hubo autocrítica. El que no arriesga difícilmente gane. Bien por GBS en tratar de buscar despertar a sus players y marcar que nadie tiene el puesto ganado por más nombre o trayectoria que tenga. Fácil va a ser criticar o aplaudir con el diario del domingo. Lo que se valora acá es la actitud del DT de saber que el camino hasta acá no es el correcto. A la larga, todos sabemos que el busca encuentra. ¿O no?