BRUJERÍA

Lanús está herido. Lastimado por todos lados. Con cicatrices de un 2015 que viene de mal en peor. Y no solo por los resultados que no llegan o los rendimientos que no aparecen. Asuntos fuera del ámbito futbolístico siguen salpicando con manchas que por ahora parecen difíciles de poder sacar.

Que tu jugador estrella se lesione con un fractura de cráneo por un desperfecto en una máquina del gimnasio ya es un indicio. O que a tu central titular lo pierdas por 4 meses en un abrir y cerrar de ojos es señal de algo malo pasa. Ni que hablar que se te baje del barco el único nueve del equipo por no aceptar ir al banco de suplentes. O que el entrenador de arqueros se ofenda por no concentrar y también te genere un problema puertas adentro y afuera. Párrafo aparte para el poco profesionalismo del delantero que sumaste del Ascenso como apuesta a futuro y ni siquiera estuvo en condiciones de entrenar. A eso sumarle este nuevo episodio con Fritzler con la ceja cortada y la cara ensangrentada por una pelea con un hincha ya es demasiado.

No estaremos en época de Halloween o algo similar, pero está claro que esto ya es un tema de brujería. Mucha sal gruesa, dientes de ajo, repartir y arrancar desde cero. Todavía se está a tiempo y tener por delante nada menos que el clásico puede ser un gran punto de partida para alejar todas estas malas vibras que andan dando vueltas por Arias y Guidi.

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