All Boys fue dueño y patrón del encuentro, siempre con la misma receta. Presión, fricción y centros al área de Marche. Casteglione avisó por esa vía, luego de un buen centro de Colazo que el defensor desvió de cabeza por encima del travesaño. Y Matos, otra vez Matos, fue quien liquidó a un indefenso Marchesín cerca del área chica con un frentazo impecable para poner el 2 a 0. Otra pelota parada, otra falta de Balbi sobre Torassa y nueva conquista del 9 local. A partir de ahí, tal cual se esperaba, Falcioni defendió la ventaja obtenida con dos líneas de cuatro bien retrasadas y eso a Lanús lo complicó mucho más. Melano tuvo la primera clara a los 28 recién, y la definió muy mal por encima del travesaño. Silva, que las peleó todas, también tuvo la suya de cabeza, pero se encontró con una buena tapada de Cambiasso. Y por último, otra vez Melano intentó desviando un centro con su cabeza pero le faltó dirección para superar al arquero local. Poquito y nada, del Grana.

A ese ritmo, con esas ganas, daba la sensación que se podía. Afortunadamente para los Mellizos, sus jugadores continuaron por ese camino. Pero el empate no llegaba a pesar de las innumerables llegadas que generaban (la mayoría con disparos desde afuera del área). Eso, hasta que el Tanque otra vez frotó la lámpara a los 30. Dejó en ridículo a Ferrari con un caño de colección y definió con toda la clase al palo más lejano de Cambiasso. Tremendo gol del uruguayo para estampar el 2 a 2. Faltaba un poco más para festejar por completo y seguir metido en la lucha por el título. Y fue nomás, a los 34. Tiro libre de Ayala pasado al segundo palo. Allí apareció otro caudillo, Carlos Izquierdoz, quien la metió al medio para que Acosta solo la tenga que empujar y así marcar el 3 a 2 definitivo. Festejado, merecido y celebrado. El Granate sigue en carrera. Está claro, no se da por vencido.