Por más que duela tener que esperar una semana más para ver a Lanús, la pérdida de Emanuel Ortega ameritaba suspender la actividad futbolística. En un primer momento, la AFA había resuelto que la medida sólo abarque a la Primera C, pero luego -por suerte- primó el sentido común y englobó a todas las categorías. El fútbol argentino está de luto y es saludable que se pare la pelota ante un suceso tan lamentable.
Ahora bien, que el acuerdo al que llegaron Segura y Marchi no sea sólo por respeto o un mero formalismo, sino para sentar un precedente y evitar que vuelva a ocurrir un hecho semejante. ¿Cómo? Por ejemplo, acolchonar los paredones de aquellas canchas del ascenso que se encuentren a poca distancia del campo de juego, a modo de evitar impactos tan contundentes como el que le provocó una doble fractura de cráneo al joven de 21 años de San Martín de Burzaco, cuyo pase pertenecía a Banfield.
Una noticia que causa conmoción y que en el cronograma afecta a todos. Incluso a Lanús, que tendrá un calendario súper ajustado hasta el receso por la Copa América de Chile. Debe existir un pedido de la CD para adelantar la visita a Rosario y que no sea el domingo 24, tal como estipulaba la programación para este fin de semana. El team de los Barros Schelotto también se juega mucho el miércoles 27 en Salta, cuando se cruce con Atlético Tucumán para avanzar en la tan esquiva Copa Argentina, una cuenta pendiente desde su reanudación.
Luego será el turno de recibir a Olimpo, visitar a Temperley y, por último, ser anfitrión de Atlético Rafaela antes del parate, que algunos aguardan con los brazos abiertos. En agosto, si Dios quiere, el Granate volverá a contar con el Flaco Leto, la baja más sensible de un semestre plagado de lesiones e imprevistos. Y si desde arriba prevalece la razón y una apuesta en el plano deportivo, Guillermo debería tener entre sus filas a un nueve, de jerarquía en lo posible, para afrontar el segundo tramo del torneo largo y la Copa Sudamericana. Que ahí también se tome una decisión sensata.
