CON ORGULLO, APLAUSOS Y LÁGRIMAS

La Fortaleza reventó de punta a punta en la definición de la Libertadores y excibió un amplio abanico de sensaciones a lo largo de la consagración de Gremio. Desazón, incertidumbre, esperanza y emoción pura al final. ¿El mensaje de la familia Granate? Gracias totales.

De la ilusión a la decepción. De la incertidumbre a la esperanza. Del llanto al orgullo y la ovación final. Ese abanico de sentimientos recorrió el cuerpo de los más de 40.000 Granates que reventaron la Fortaleza de punta a punta, como nunca antes en la historia.

La gente jugó su propio partido de una manera muy especial y emotiva. A diferencia de la rutina habitual, llegó con mucho tiempo de anticipación a la cancha y disfrutó de la fiesta previa en familia, con Granates de todas las edades y mucho cotillón.


La salida del equipo al campo de juego contó con un recibimiento magnífico. Fuegos artificiales, papelitos, bombas de estruendo, banderas, show de flashes de cámaras y celulares. No le faltó absolutamente nada.

Con el inicio del partido y el trámite adverso, el nerviosismo empezó a apoderarse de buena parte del estadio. Aún más con los goles de Fernandinho y Luan, que ponían 3-0 arriba en la serie a Gremio. Hacía falta otro milagro para dar vuelta la historia. Un milagro que nunca llegó.


Una cierta luz de esperanza se encendió con el descuento del Pepe Sand, de penal. Pero ya no quedaba tiempo ni resto anímico/futbolístico. Lanús había entregado todo, a tal punto que la expulsión de Ramiro no afectó en el desarrollo final.

Segundos antes del pitazo del paraguayo Cáceres, el público de la platea Emilio Chebel (ex Esquiú) comenzó un fuerte coro de aplausos en reconocimiento al esfuerzo y la entrega a lo largo de toda la Copa. Con el acople de la tribuna de Arias y la platea oficial se convirtió en una ovación al mejor equipo de todos los tiempos, que será recordado para siempre con orgullo.


La premiación, con las medallas del segundo puesto para el Grana y la Libertadores en poder de Gremio, fue acompañado con lágrimas. De tristeza. De emoción. De agradecimiento. El sueño de generaciones enteras estuvo a un paso de concretarse. Pero el fútbol siempre da revancha. Y este Lanús se la merece.


POSTALES DE LA GENTE GRANATE EN LA FINAL

 

Fotos: Pablo Villán

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