El equipo de Ricardo Zielinski se quedó con tres puntos importantísimos para seguir escalando posiciones y pelear por la clasificación a las competencias internacionales. Fue 2 a 0, gracias a los goles de Torres y Boggio, ambos en el segundo tiempo. La visita se quedó con uno menos en la primera etapa por la expulsión de Godoy.

La llegada de Zielinski trajo aires de cambio en Lanús. Había que descomprimir y se logró. Efecto inmediato. Sin brillo, pero eficaz. De la mano del Ruso, el Granate volvió a sonreír, nuevamente en la Fortaleza. De a poco, escapa de los últimos puestos y vuelve a soñar con el objetivo principal de la temporada: volver a las competencias internacionales.

Fue 2 a 0, ante un Belgrano que se quedó muy rápido con uno menos, y que lo pagó con creces. El local aprovechó eso y lo tomó como un envión para en pocos minutos liquidar un encuentro que hasta ese momento parecía complicado. ¿Por qué? La realidad es que el Pirata, hasta ese momento, le sacó la pelota al Granate y jugó bien lejos de su arco. Sin profundidad, es cierto, pero con un dominio casi total. Los dirigidos por Zielinski nunca se sintieron cómodos ni encontraron espacios. De hecho, la pelota pasó demasiado por los pies de Lema, lo cual indica un poco el panorama de juego. Sin embargo, de un pase del central de Lanús, llegó la jugada de la polémica. Godoy le cometió falta a Díaz, Dóvalo lo amonestó. Pero llamó el VAR, y todo terminó en expulsión por último recurso. 

En el complemento, Jonatan Torres cambió por gol la primera que tocó en una nueva jugada de pelota parada. Y a los pocos minutos, Boggio – que había avisado de tiro libre – se sacó la mufa y pudo tener su debut en las redes con la 8 Granate. Todo un mérito para un jugador que puede ser clave para el equipo del Ruso desde sus características y pegada que no abundan en el fútbol local. Con una ventaja tan amplia y un hombre de más, a Belgrano se le hizo imposible meterse en juego. Y el Grana, de estar más fino, incluso pudo estirar aun más el marcador.