Le faltó aguante

Lanús luchó todo el partido por conseguir la ventaja, y cuando por fin lo logró a seis minutos del final, con un zapatazo de Bernabei, Montevideo Wonderers le borró la sonrisa y la casi segura clasificación en un abrir y cerrar de ojos. El conjunto uruguayo lo dio vuelta, con goles de Méndez a los 42 y Bravo a los 47, para un final de película… De terror, obvio. Ahora, define todo en la última fecha del Grupo. Los de Almirón mantienen una leve ventaja todavía.

El grito del final, fue un desahogo generalizado en La Fortaleza. Lanús fue el que más buscó, insistió, hizo el desgaste y mereció ese gol que prácticamente le daba la clasificación. Bernabei se animó y sacó un zurdazo memorable para poner el 1 a 0. Faltaba nada. Para colmo, casi al mismo momento, Metropolitanos igualaba el marcador 2 a 2 ante el Barcelona.

La noche era perfecta. Pero, ¿qué pasó después que todo cambió tan rápido? ¿En qué falló el Granate? Porque la visita, en 5 minutos me clavó dos goles, uno más lindo que el otro, y se llevó el premio final. El golpe, duele. Anímicamente, pudo ser peor. Lo cierto es que Lanús tiene una chance final. La semana que viene, recibe a los venezolanos y ganando es muy probable que pase. Lleva una leve ventaja sobre los ecuatorianos, aunque a esta altura, confiarse sería un error garrafal.


Durante el primer tiempo, fiel a su estilo, el equipo de Almirón fue paso a paso. De menor, a mayor. Con paciencia, siempre. Le costó llegar al último escalón de la defensa uruguaya, por eso insistió con centros -uno de ellos terminó en un cabezazo de López en el travesaño- y a través de remates de media distancia. Café Aguirre, Bernabei y hasta Matías Pérez estuvieron cerca. Pero no había caso. El arco estaba cerrado. Y no tener profundidad, o ese jugador que rompa en tres cuartos con un pase o una gambeta, el equipo lo sufrió (y lo sigue sufriendo hace rato).

En el complemento, empujó un poco más con el correr de los minutos. Y lo fue metiendo en un arco a Wanderers. Con las mismas armas, nada nuevo. Otra vez Aguirre probó, una vez más López falló en el último toque, y los centros murieron en las manos del arquero rival (o en la tribuna, Malcorra…). Las persianas empezaban a bajarse en La Fortaleza, hasta que Bernabei hizo lo suyo y encendió el estadio. Pero la fiesta se transformó en pesadilla. Y habrá que cambiar muchas cosas si la idea es ser protagonistas de la Copa. Primero, clasificar. Claro. Porque es lo único que salvaría un mini semestre para el olvido.

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