El empate en el clásico arroja certezas e interrogantes de cara al futuro inmediato. La premisa de Carboni debe ser apuntalar a los jóvenes que se ganaron un puesto y ofrecerle oportunidades a aquellos que asoman, antes de que sea demasiado tarde.
El sol se apodera de la tarde. Los plateístas de la ex Esquiú hacen visera. En la popular se alienta hasta el último minuto. Una nueva edición del clásico se esfuma con un empate que arrojó su versión más deslucida al final. Lanús, sin resto físico ni fútbol para penetrar a un mezquino Banfield, que vino a buscar el punto y lo consiguió.
Las primeras impresiones inclinaron la balanza al lado positivo: los centrales cumplieron con creces, Marcone manejó una vez más el medio, Toto Belmonte demostró que está para grandes cosas y, arriba, Marcelino Moreno fue la llave del desequilibrio del Grana por las bandas.
Ahora bien, el punto débil que ha sido el común denominador de Lanús en este semestre es la falta de jerarquía y eficacia en la terminación de jugadas. Bruno Vides hace lo que puede y éste es su techo. Denis, su reemplazante natural, no acumuló méritos ni goles para ser el nueve titular. Detrás, según Carboni, aparece Di Renzo, polifuncional para atacar como extremo o bien dentro del área. Así lo creyó conveniente el técnico en el segundo tiempo con el Taladro, en un cambio tan cuestionado como poco productivo.
El clásico ya es historia y lo que viene no genera presiones al extremo, más allá de la necesidad de sumar la mayor cantidad de los 12 puntos en juego para engrosar el promedio y la confianza. Es la hora de probar, Kely. Es momento de ver en acción a los chicos que pueden ser los hombres del futuro. ¿Por qué no una chance de entrada para Joel Martínez, que concentró y quedó afuera del banco el sábado? ¿O una oportunidad para Abel Argañaraz, autor de unos cuantos goles en Reserva? De esta manera, Donato y Enzo López podrán mostrarse en el equipo de Rodrigo Acosta para confirmar o no sus credenciales. Si no lo hacemos ahora, quizás más adelante sea demasiado tarde.
Estos cuatro partidos (San Martín SJ, Argentinos, Tigre y Atlético Tucumán) también deben servir para apuntalar a algunos jóvenes con condiciones. En el caso puntual del Gato Lodico, mejorar su resistencia física y que desequilibre con su talento unos metros más arriba. Sin Herrera en San Juan por acumulación de amarillas, darle rodaje nuevamente a Thaller y llevar al banco a Aranda para ver si responde a las exigencias de Primera. Hay promesas. Se ve que hay futuro en la cantera. Es cuestión de probar y sacar conclusiones.