El equipo de Ricardo Zielinski disputó un tiempo completo con un jugador de más por la expulsión de Damián Fernández al cierre del primer tiempo. Sin embargo, ni eso le alcanzó al Granate para ir en búsqueda de los tres puntos. Fue 0 a 0, con poco para destacar. 

Arriesgar, a veces también tiene su lado positivo. Intentar aprovechar los momentos, también. Sin ir más lejos, ganando en Liniers, Lanús se metía en Zona de Copa Sudamericana. Claro que vale respetar al rival de turno, más cuando es el puntero del campeonato y uno de los que mejor juega. Pero cuando se da la chance de ir para adelante, hay que sacar el freno del acelerador. Hay que asumir riesgos, aceptar ser el que tiene la obligación de ganar. El equipo de Zielinski, debió ser protagonista. Y eso, no sucedió. Aun con el atenuante de haber jugado un tiempo completo con un jugador de más. No pudo sacar ventajas. No tuvo las mejores ideas, ni el mejor rendimiento colectivo. Es más, cuesta conseguir destacar una llegada de peligro contra el arco de Marchiari.

Lanús es, desde hace un tiempo, un equipo amarrete. Que prioriza cuidarse atrás. Y eso lo llevó, a lo largo del ciclo del Ruso (que ya lleva más de un año) a sufrir de mitad de cancha hacia adelante. Depender tanto de Marcelino y Bou terminó desgantándolos. Solos, arriba, no siempre pueden sacar un conejo de la galera. Y eso se viene repitiendo en reiteradas ocasiones. Vélez entendió desde el vamos los caminos, y contó con las situaciones más claras en la primera etapa. Sin ser un peligro constante, el local apretó más arriba. Y sin mucho, llegó al arco de Losada, que respondió bien y hasta contó con la ayuda de Jara (salvando sobre la línea) y del travesaño (luego de un hermoso tiro libre de Aquino). Pero llegó la roja en la última jugada. El VAR llamó, y Echenique expulsó a Fernández. Las cosas tenían que cambiar. Pero eso nunca pasó.

A pesar de las variantes, a Lanús le costó horrores jugar de manera colectiva en ofensiva. Es cierto que mejoró, pero nunca estuvo a tiro de ganarlo. no llegó con claridad nunca. Para destacar, un tiro libre de Salvio alto y un gol anulado a Marcelino. Después, fue pura insinuación. Todo lento, predecible. Le faltó uno o dos cambios para poder poner nervioso a Vélez, que con uno menos empujó y metió hasta el final. Sin ir más lejos, el puntero del campeonato contó con más de una ocasión neta de gol. Jugando así, difícil. El punto, no suma. Y la historia se repite fecha tras fecha.