Lanús se volvió de Paraguay con un gol de visitante que lo deja con vida de cara a la revancha contra Cerro Porteño, pero -sobre todo- con una estupenda atajada de Matías Ibáñez cuando se moría el partido. El reemplazante de Agustín Marchesín volvió a ser clave.
Si Lanús todavía sigue con vida en la Copa Sudamericana es por la gran intervención de Matías Ibáñez sobre el cierre del partido. Después de conseguir el gol de visitante a través de Santiago Silva, el Granate trató de acomodarse con dos líneas de cuatro volantes para quedar a tiro e ir en busca de la clasificación en La Fortaleza. Sin embargo, una falta innecesaria de Diego Braghieri derivó en un tiro libre peligroso para Cerro Porteño que ejecutó Jonathan Fabbro, el ex mediocampista de River.
La pelota se desvió en un jugador visitante y salió disparada hacia el palo opuesto al que se había tirado el arquero del equipo de los Mellizos. Rápido de piernas, Ibáñez reaccionó, volvió sobre sus pasos y alcanzó a manotear levemente el balón, que impactó contra su poste derecho. Luego fue despejado a cualquier lado por el Tanque. Milagro en el Defensores del Chaco. Fue una atajada que también vale doble de cara a la revancha del próximo martes. “Creo que pegó en (Nicolás) Pasquini y me agarró yendo para el otro lado. Por suerte la saqué”, explicó el reemplazante de Agustín Marchesín.
Más allá de que fue uno de los jugadores de mejor nivel en la visita a Asunción, Ibáñez no se fue conforme con la cara que mostró Lanús. “El otro día en el campeonato, contra Godoy Cruz, nos dormimos 15 minutos y nos hicieron tres goles. Hoy nos volvió a pasar”, manifestó con un dejo de fastidio. Y concluyó: “Cuando presionamos, somos importantes. Pero cuando bajamos la presión, somos un equipo común y vulnerable. Si jugamos así, tenemos grandes chances de pasar”.