Los hinchas de Lanús le recriminaron al entrenador cuando decidió poner a Fabio Álvarez en lugar de elegir a algún juvenil de la Cantera del Club. Un pedido repetido desde hace ya un tiempo, aunque esta vez en otro tono. La paciencia, no abunda a esta altura del año por la Fortaleza.

Clima tenso. La gente viene herida. Y la paciencia ya no se negocia. Todo lo contrario, se va terminando, como varias cosas en Lanús. Una nueva temporada donde el equipo queda en deuda, por falta de resultados que están a la vista de todos. Y también por ciertas decisiones que Ricardo Zielinski viene repitiendo desde el vamos en su conducción técnica en Cabrero y Guidi. Y que el hincha, no solo no comparte si no que también le continúa reprochando a lo largo de su ciclo. Y hubo una gota, en medio del diluvio, que rebalsó el vaso.

La accidentada noche arrancó mal de entrada, con una tremenda tormenta eléctrica que puso en duda el propio partido. La mismo cedió un poco antes del inicio, y hubo varios valientes que se acercaron a apoyar y cantar bajo la lluvia. Hubo reproches cuando la Voz de Estadio nombró a algunos jugadores con los cuales el hincha no está para nada contento. Y ni que hablar con se cerró la nómina con la mención del actual entrenador del primer equipo. Pero la gente le puso ganas, cantó y aportó como siempre su granito de arena a pesar del mal momento que atraviesa el Granate.

Sin embargo, en el complemento de a poquito el clima fue cambiando. Comenzaron los murmullos ante los errores, la impaciencia e impotencia por no poder quebrar el arco de Defensa. Todo eso se envalentonó a los 21 minutos de esa etapa. El Ruso llamó a Fabio Álvarez para que reemplace a Luciano Boggio (amonestado). Y ahí sí, se terminó de romper el último hilo que mantenía la línea del respeto con el entrenador, a quien no le perdonaron dicha decisión. Todo el Estadio, al canto de “¡Poné a los Pibes…!” (no vale la pena agregar el insulto que le sigue a la frase), recriminó al DT a tal punto, que rápidamente terminó llamando al Pity Rodríguez y a Bruno Cabrera para que salten al campo de juego. Nada de casualidades.

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Al cierre del juego, consumado una nueva igualdad en cero, no se llegó a una silbatina general, pero si varios insultos cruzados contra el entrenador. Un cierre de temporada que tiene un desenlace escrito y un final con una gran incógnita pensando en el futuro.