¡Pepe y punta!

De la mano de José Sand, Lanús se trajo un empate que se disfrutó como un triunfo desde Ecuador. Es que el equipo de Jorge Almirón, que perdía por 1 a 0 por un gol en contra del Pepe, logró recuperarse en el complemento, y gracias a la aparición goleadora del correntino, logró el 1 a 1 ante el Barcelona que lo deja bien parado para el desenlace de la Fase de Grupos. Sigue puntero, depende de sí mismo, y juega los últimos dos juegos en la Fortaleza. 

Lanús estuvo a la altura. No brilló, es cierto, pero consiguió su objetivo. Se trajo un punto que le permite, además de mantener el invicto en la Copa, continuar como lider del Grupo A y depender de sí mismo. Dato no menor, define los próximos dos partidos en condición de local. ¡Claro, fue un puntazo en Ecuador!

El partido no fue sencillo. Si bien de entrada el equipo de Almirón arrancó mejor que el local, con una llegada clarita de Sand a los pocos segundos de juego, con el correr de los minutos la historia fue cambiando. Barcelona empezó a inclinar la cancha, sin juego, pero con aproximaciones peligrosas. Si bien la defensa Granate mostró seguridad en sus dos centrales, de gran partido ambos, poco a poco el equipo ecuatoriano fue acorralando a Lanús. Y sobre el cierre de la primera etapa, cayó el gol de la manera menos pensada. A los 40, tras una falta de Belmonte en campo propio, el centro de Velasco cayó cerca del punto de penal, y fue José Sand quien – de cabeza – marcó en contra de su propio arco el 1 a 0 en contra. Panorama complicado y viento a favor del conjunto de Guayaquil.

Sin embargo, ni bien comenzaba el complemento, y tras unos minutos en los cuales Barcelona parecía estar más cerca de liquidar el juego que otra cosa, apareció el eterno goleador del Grana para igualar el marcador. A los 7, el Pepe aguantó el centro frontal en plena defensa del Barcelona, y como pudo se las rebuscó para que la pelota termine adentro del arco. Exigido, entre varios jugadores del equipo ecuatoriano, y con lo último que podía, el correntino estampó el 1 a 1. Tal fue el esfuerzo, que tres minutos más tarde tuvo que ser reemplazado por una molestia física. Almirón movió el tablero, cambió el esquema y se defendió con uñas y dientes. Sufrió hasta el último instante de juego, pero terminó festejando un punto como si se tratase de un triunfo. Que no es para menos, obvio.

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