Lautaro Acosta fue la figura de la remontada de Lanús contra Arsenal, no sólo por el gol agónico sino también porque fue el conductor del equipo cuando no encontraba los caminos. “Gracias a Dios me tocó a mí. Nunca lo dimos por perdido”, señaló el Laucha.
Es el dueño de un espíritu de lucha envidiable, que cualquier jugador del mundo pagaría una fortuna por tener. No se da nunca por vencido, ni siquiera cuando parece que la tormenta ya le ganó y que la correntada se lo llevará mar adentro. Así es Lautaro Acosta, el emblema del Lanús de estos tiempos y la gran figura de la victoria épica de anoche frente a Arsenal. Dicen los que pasaron esta mañana por La Fortaleza, todavía extasiados y agobiados de tanto festejar, que aún estaba corriendo como loco, con la boca llena de gol y agitando su camiseta por el campo de juego. No era el Laucha, era su alma.
“Sí, otra vez me tocó a mí convertir sobre el final, como contra Atlético Mineiro allá, por la Recopa. Y gracias a Dios. Fue un lindo gol que, principalmente, nos sirvió para lograr un triunfo”, se descargó el delantero de 26 años, todavía con las pulsaciones a mil. Y con una sonrisa que le atravesaba la cara, continuó: “Es un envión anímico importante, un resultado fundamental porque seguimos en la lucha. Ahora esperamos los de los demás, sobre todo el de River. Pero si nosotros no ganábamos, el resto no nos iba a servir para nada”.
Tuvo un segundo tiempo bárbaro y fue el blanco que buscaban sus compañeros para iniciar cada ataque hacia al arco defendido por Esteban Andrada. Fue la bandera del Granate, que no encontraba los caminos para, al menos, llegar a la igualdad. Hasta que apareció él, el único héroe en este lío. “Ya está, se ganó. Sé que reclaman una mano del Chino (Romero), aunque me parece que paró la pelota un poco con el pecho… no sé si fue. Él no llega a patear, el arquero da el rebote y yo le di al arco, nada más”, explicó el Avión de Glew. Y se explayó: “Vamos para adelante y tratamos de jugar en todo momento, aunque no tuvimos un buen partido. Nunca lo dimos por perdido”.
El gol agónico de Acosta, en la última jugada de una noche histórica, no sólo desató la locura de los hinchas de Lanús sino también la airada protesta de todo Arsenal. Jugadores, cuerpo técnico y allegados del conjunto de Sarandí ingresaron al campo de juego para increpar a Andrés Merlos y a sus colaboradores por los minutos que adicionó luego del empate de Diego González. “Si me tocara a mí, probablemente me enojaría. Pero hay que rescatar al árbitro porque su prioridad fue jugar siempre, más allá de que ellos por ahí hacían tiempo. Tendría que ser un ejemplo para varios”, analizó el 7. Y agregó: “Están en todo su derecho de reclamar, hay que respetarlos. Yo trato de mirar lo mío. El reclamo de ellos es totalmente válido”.
La palabra de Lautaro Acosta